Para él, yo solo era un compromiso que se había convertido más en una carga que en un bien preciado, y su tiempo era demasiado valioso como para perderlo. Yo ya no tenía que preocuparme por ésa cuestión. Estaba claro que a partir de ahora iba a tener todo el tiempo del mundo para mí.

Yo quería un beso de verdad, algo que pudiera retener en la memoria, pero había aprendido hacía mucho tiempo a no ser exigente con las despedidas. No estaban garantizadas ni aseguradas. Y tenías suerte, más que suerte, si llegabas a disfrutar de la posibilidad de despedirte.

Para cualquiera de nosotros, para siempre puede terminar dentro de una hora o durar cien años. Nunca se sabe a ciencia cierta, asi que lo mejor es aprovechar cada segundo. Lo que tienes que decidir es cómo quieres que sea tu vida. Si tu para siempre fuera a terminar mañana ¿habrías querido que fuera como la has vivido hasta ahora?

Nunca se sabe. Para siempre podría significar muchas cosas distintas. Su significado siempre variaba, en eso consistía todo. Podría querer decir veinte minutos, o cien años, o solo este instante, o cualquier instante que desearía que durase para siempre. Pero de todo lo que encerraba la eternidad, solo había una verdad importante: que estaba sucediendo.