Adoraba cuando era feliz, y en especial cuando era por algo que yo hacía.

Siempre me sorprendía lo fácil que era llevarla en brazos. Sabía por qué. Era porque ella llevaba mi corazón consigo dondequiera que fuera. Mi corazón estaba en sus manos, y tal vez llevarla en brazos era en cierto modo instinto de supervivencia. Llevarla a ella era llevarme a mí.

Ahora lo comprendía. El miedo que sientes cuando por fin entregas tu corazón a otra persona. Te hace muy vulnerable ante la pérdida. Si nunca amas a nadie, entonces no te herirán cuando no seas correspondido o cuando te abandonen.

Mis ojos solo han estado realmente abiertos desde que llegaste a mi mundo. Tú me lo diste todo. Tú me hiciste querer ver lo que había a mi alrededor, por primera vez en mi vida adulta. Tú me hiciste quererte a ti. Tú me hiciste querer… una vida. Tú fuiste el mejor regalo de todos, Ethan James Blackstone.

Las pequeñas cosas de la vida son a veces los regalos más preciados que nos pueden dar, y si los reconoces cuando llegan, entonces eres realmente afortunado.